lunes, 25 de abril de 2011

El auge de la extrema derecha

Hace nueve años, cuando yo aun no había cumplido los 18, y cuando tenía una edad en la que uno empieza a tomar, si es que no la tiene ya, conciencia política, y a ver el mundo desde su propia perspectiva, tuvieron lugar unos hechos en Francia que asombraron y atemorizaron al mundo, y de los cuales no puedo olvidarme al leer los periódicos casi una década después.

El detonante francés
Concretamente fueron las elecciones presidenciales francesas de 2002 y sus sorprendentes y alarmantes resultados. En dicho país las elecciones se realizan de la siguiente forma: en una primera vuelta cada ciudadano vota al partido que desea, mientras que en una segunda vuelta vota a uno de los dos que más votos obtuvo en la primera vuelta.

En dicha primera vuelta ganó el conservador Chirac seguido del ultraderechista Le Pen, quien sacó un puñado de votos más que el Partido Socialista. La división de la izquierda y el descontento de sus votantes provocaron los pésimos resultados del Partido Socialista, quien en principio era quien debía batirse con Chirac en la segunda vuelta. Por tanto, los ciudadanos franceses se enfrentaban a que debían decidir entre votar a la derecha o a la ultraderecha en la segunda vuelta. Para la izquierda, comunistas, socialistas... fue muy duro tener que votar a Chirac, puesto que obviamente la opción de Le Pen estaba descartada.

Para el mundo, la respuesta francesa fue contuntende. Para mí, los resultados fueron muy alarmantes: en la segunda vuelta hubo una participación ligeramente inferior al 80 %, y de entre la gente que votó, el 82% lo hizo por Jacques Chirac.

Es decir, a dos de cada diez franceses les daba igual que un fascista fuera presidente de su país (quiero pensar que muchos de ellos no fueron a votar sabiendo que la victoria sería sin duda para Jacques Chirac), mientras que de entre los que votaron, uno de cada seis prefería a un fascista. Uno de cada seis. En total, apenas el 60% de los franceses llamados a urnas votaron a Chirac. El resto, o votaron a un fascista o les dio igual que un fascista fuera presidente de su país.

Puedo llegar a entender que hay mucha gente que se considere apolítica e incluso ante la posibilidad de un presidente fascista no voten, por lo que el 80% de participación sea un éxito. Pero que una de cada seis personas desee tener un fascista como presidente de la República me pareció muy preocupante en su día, y me sigue pareciendo ahora.

El inicio de una escalada
Sin embargo, aquello que ocurrió en esas semanas de 2002 no fue un hecho aislado, sino que fue el detonante de una escalada de la ultraderecha en Europa a lo largo de la primera década del siglo XXI.

Podemos verlo en Austria, donde en las elecciones de 2008 los dos partidos de ultraderecha fueron la tercera y la cuarta fuerza más votadas; sumando los votos de las dos formaciones la ultraderecha fue la segunda fuerza más votada, con un 30% de los votos. Este mismo mes, en Finlandia, el partido Verdaderos Finlandeses consigue con un 19% de los votos ser la tercera fuerza política, en unas elecciones marcadas por los discursos xenófobos y racistas. Apenas 1500 votos les separaron de la segunda fuerza y menos de 4000 de la primera.

En la tolerante, abierta y moderna Holanda (Países Bajos), el ultraderechista y antiislamista Geert Wilders fue la segunda fuerza política de las elecciones europeas de 2009 y la tercerca fuerza politíca en las elecciones generales del año pasado. En Italia, la eterna Liga Norte de Umberto Bossi sigue siendo clave en la formación de los distintos gobiernos italianos y fue la vencedora de las elecciones regionales de 2010.

En Hungría, uno de los partidos más ultraderechistas de Europa, el Jobbik, de ideología antisemita y contrario a la inmigración gitana, y que ya había obtenido un 15% de los votos en las elecciones europeas de 2009, se convierte en 2010, con un 16,7% de los votos, en la tercera fuerza política húngara. Apenas un año después, cientos de gitanos deben abandonar su pueblo por miedo a la violencia de grupos paramilitares auspiciados por dicho partido.

Estos son solo unos pocos de la infinidad de casos que se están dando en Europa. Bélgica, Luxemburgo, Dinamarca o Suiza son otros ejemplos en los que se podría haber ahondado.

Y mientras tanto, gobiernos no ultraderechistas como el de Sarkozy expulsan a los inmigrantes gitanos ante el aplauso y la satisfacción de aquellos que olvidan que un día nuestros abuelos fueron emigrantes y que ahora se apuntan a academias de alemán como paso previo a su emigración a Alemania.

El reflejo de Alemania
Es verdad que afortunadamente Sarkozy no es Hitler ni los aviones de Air France son los trenes que iban a Auschwitz y a Mathausen. Es verdad que afortunadamente ninguno de los gobiernos actuales ha tomado posturas similares a las que desgraciadamente hubo en Alemania en la década de 1930. Es verdad que la situación actual dista mucho de ser la de aquella década.

Pero por otra parte, la aquiescencia de muchas personas ante el auge de la extrema derecha o antes las acciones políticas de distintos gobiernos que pueden tener, salvando las distancias, su reflejo en las que hubo en Alemania en la década de 1930, me recuerda a la postura que tuvo toda Europa, gobiernos y ciudadanos, durante la década de 1930, cuyas trágicas consecuencias todos conocemos y que continúan avergonzandonos como muestra de la barbarie de la que es capaz el ser humano.

sábado, 16 de abril de 2011

Y la clave es Puyol

Tras haber acabado de escribir esta entrada, he leído la siguiente noticia, que me ha obligado a reeditarla parcialmente. Sin embargo, muchas de las conclusiones que tengo son las mismas.

El mismo día en que comienza una vorágine de Clásicos que durará 18 días, no he podido resistirme a la tentación de analizar, exclusivamente en términos futbolísticos, las tres semanas que están por venir.

Y hay una circustancia de la que se está hablando muy poco en la prensa y que veo como clave en la eliminatoria, haciendo que no vea al Barcelona tan favorito como muchos le ven. Dicha circustancia clave es la baja de Puyol, quien jugó su último partido el 22 de enero. Esta baja, unida a la de Abidal, que estaba realizando la temporada de su vida, ha dejado en cuadro a la defensa blaugrana.

Mientras que la baja de uno de los dos no sería tan importante, ya que a Abidal puede suplirle Adriano y a Puyol puede suplirle Abidal colocando a Adriano en el lateral izquierdo, las dos bajas conjuntas obligan a que el téorico sustituto de Puyol sea Busquets, lo que no solo debilita la defensa blaugrana, ya que Busquets no tiene la seguridad defensiva ni de Puyol ni de Abidal, sino también el centro del campo, que se queda sin la excelente labor de contención de Busquets, un futbolista que, no olvidemos, ha provocado que el gran Touré Yayá haya tenido que buscarse la vida en Manchester y que el Jefecito Mascherano sea un suplente de lujo en el Barcelona. La otra variante, la de situar a Mascherano en defensa, se analizará más adelante.

La baja de Puyol es además significativa puesto que no hay que olvidar que ha sido el defensa del Barcelona que mejor ha sabido parar a Cristiano Ronaldo en el año y medio que lleva en el Real Madrid. Sin duda, el Barcelona echará en falta su seguridad defensiva así como su velocidad. Ante la noticia, conocida ayer, de que se ha recuperado de su lesión y que entra en la convocatoria del Barcelona para el primero de los cuatro partidos, la pregunta que me hago es la siguiente: ¿será Puyol el mismo tras tres meses sin jugar? ¿cuántos partidos necesitará para serlo? ¿ninguno, los que hay hasta el primer partido de Champions...? Estas respuestas las veo clave para el devenir de los partidos.

El primer partido: 16 de abril
El primero de los cuatro partidos, el de Liga, está muy descafeinado después de la derrota del Real Madrid contra el Sporting de Gijón en el Bernabeú. Prácticamente el resultado del partido del sábado es indiferente en cuanto al desenlace de la Liga: aun perdiendo el Barcelona, la situación sería que a falta de seis partidos el Barcelona le sacaría cinco puntos al Real Madrid, seis con el goal average. Ahora mismo, todo lo que no sea que el Barcelona gane la Liga será una sorpresa con mayúsculas.

El único valor que veo en ese partido el anímico: una victoria blaugrana podría servir para hundir psicológicamente al Real Madrid, o todo lo contrario, mientras que una victoria merengue podría motivar al equipo blanco y hacer que se crea capaz de derrotar al Barcelona otra vez en Copa y en Champions, si es que no está ya mentalizado. Es muy complicado conocer cómo va a reaccionar un equipo ante una derrota importante.

Así, la sorprendente derrota frente al Sporting hace que este partido sea menos Clásico y que, para mí, únicamente sean tres los partidos importantes: el de Copa y los dos de Champions, de forma que entiendo que Mourinho y Guardiola plantearán un partido a modo de entrenamiento, por lo cual entiendo que el resultado es prácticamente imprevisible.

Los partidos importantes: Copa y Champions
Sobre la Copa del Rey y la Liga de Campeones, poco que decir: ganará el equipo que mejor esté esos días en concreto, el que más suerte tenga, o el que sufra menos errores arbitrales sufra. Es lo que menos me gusta de estas competiciones: por lo general, las ligas las ganan los mejores; las copas uno de los mejores., rara vez el mejor. 

De hecho, el año pasado, el Inter, un equipo muy inferior al Barcelona, eliminó al mejor equipo de Europa. Se juntó un viaje en autobús de más de 1000 kilómetros, un gol en fuera de juego y un baño de fútbol del Inter al Barcelona. Solo fue ese partido. Pero suficiente. En una liga, el Barcelona habría sacado fácilmente más de diez puntos al Inter. En la Champions, un mal partido bastó para que cayera eliminado y el Inter se proclamara semanas más tarde campeoón de Europa. Y no por eso el Barcelona dejó de ser considerado el mejor equipo del mundo.

Y es que si la Champions la ganaran siempre los mejores, no se jugaría y se la darían al Barcelona, el mejor equipo de los últimos 20 años y que ya se ha ganado un lugar en el top five de los mejores de la Historia. Pero la tienen que jugar:.

Mi pronóstico
Con esto quiero decir que así como creo la Liga está sentenciada y apostaría mucho dinero por el Barcelona sin dudarlo, la Copa y la Champions la deciden tantos detalles (dos lesionados, un sancionado, un penalty no pitado...) que hace que no vea un megafavorito claro como sí lo veo en Liga.

Las excusas que no sirven para una liga (penalties, árbitros...) sí pueden servir para una eliminatoria. Y en este caso, como he dicho al principio, creo que la lesión de Abidal y Puyol, sobre todo este último, y el movimiento de jugadores que obligará a realizar a Guardiola hacen que la balanza se equilibre y no esté tan decantado para el Barcelona. Aun jugando Puyol, tengo mis dudas de que responda como lo habría hecho habiendo jugado estos tres últimos años..

Tras ver el partido del Barcelona en Donestsk, creo que, en caso de que Puyol no pueda jugar en Copa o Champions, Guardiola pondrá a Mascherano de central y a Busquets en su posición habitual, puesto que aporta más al conjunto la pareja Busquets en el centro del campo y Mascherano en la defensa que al revés. Todo dependerá de cómo esté Puyol. Tengo mis dudas de que llegue fresco a la final de Copa, pero si juega en el Bernabeú, la final de Copa, y el siguiente partido de Liga, creo que podrá llegar relativamente bien rodado a los partidos de Champions.

En el caso del Real Madrid, el partido de Copa lo planterán de la misma forma que el Barça: es una final, y a un partido todo puede pasar, por lo cual sacará, al igual que el Barça, a su equipo de gala, e intentará ganarlo. Ganará el que mejor esté ese día. A un partido, el peor equipo tiene más posibilidades de ganar. Cuanto más partidos, más posibilidades tiene el mejor.

En cuanto a la Champions, tengo la sensación de que Mourinho planteará una eliminatoria de la misma forma que tan buenos frutos le dio el año pasado con el Inter: aprovechar que el partido inicial es en casa, ganar dicho partido por una renta suficiente, de uno o dos goles, y luego ir a Barcelona con una defensa de cinco más Lass y Xabi Alonso en el centro del campo, saliendo a aguantar el resultado. Este sábado, en San Mamés se pudo observar el experimento de Mourinho: cuatro defensas con Pepe en el centro del campo, y por momentos cinco defensas. No sería de extrañar que se viera eso en el Camp Nou en caso de que el Real Madrid ganara la ida.

Será interesante ver cómo responde el Real Madrid ante el primer test serio de la temporada: la fase de grupos fue relativamente sencilla (como la del Barça), pues ni Milan ni Ajax son lo que eran, mientras que en los cruces del octavos y cuartos se cruzó con Lyon y Tottenham que, si bien no son baladí, tampoco son gigantes del fútbol.

Ahora que el Barcelona no marca tantos goles como durante toda la temporada, y que el Real Madrid parece estar un escalón por encima de lo que ha estado esta temporada, creo que la balanza está un poco más equilibrada.

Puede que me equivoque y alguno de los dos equipos arrase al rival, pero me extrañaría que el que gane la Copa o pase a la final de Champions lo haga con una renta mayor de dos goles. Si el fútbol fuera justo ganaría el Barcelona las tres competiciones. Pero no lo es, y habrá que jugar y sudar cada minuto de cada partido para ver quién gana. Esa es la belleza del deporte.

martes, 12 de abril de 2011

Velos y reacciones

La aprobación de una ley que prohíbe llevar cualquier tipo de velo en Francia, desde el niqab hasta el burka, pasando por el hiyab, ha provocado una oleada de protestas entre la comunidad musulmana residente en Francia, cuya consecuencia ha sido que, en el primer día de su aplicación, hayan sido detenidas tres mujeres en una manifestación y una cuarta en una estación de tren.

Ante mi asombro, o ya no sé si asombrarme, no dejo de observar comentarios y opiniones de gente apoyando fervientemente la nueva ley mientras que otros, con no menos vehemencia, se oponen a dicha ley. La libertad religiosa, dicen unos; la humillación de la mujer, responden los otros. Ambos con una vehemencia, una seguridad.... Y en medio estoy yo, que boquiabierto no sé qué opinar.

Escucho las opiniones de los que están a favor de la prohibición de llevar velo y pienso: "pues tienen razón". Escucho las opiniones de los que no están a favor y pienso "pues tienen razón". Pero lo que me asombra es que ambos bandos aseguran con una vehemencia, con una seguridad, sin ningún atisbo de duda, como quien está tan seguro que dos y dos son cuatro o de asunciones universales como que el trabajo infantil es execrable.

¿Qué pienso yo? Que lo ideal sería que aquellas mujeres que quieran llevar el velo por creencias religiosas o razones culturales o cualesquiera que sean sus motivos pudieran llevarlo, mientras que a aquellas que lo llevan obligadas por sus padres, hermanos, maridos o familias se les impidiera llevarlo, multando a quienes les obligan a llevar velo.

Pero claro, no puede saberse cuál es el motivo por el que lo llevan, así que hay que tomar una decisión: poner la frontera en el sí o en el no; "cercenar" la libertad religiosa o cultural de llevar la prenda que una persona quiera, para que quienes están obligadas a llevarlo no tengan que hacerlo; o permitir que todas las mujeres puedan llevar cualquier tipo de velo, permitiendo la libertad religiosa o cultural a cambio de que haya mujeres que, sometidas a sus familias, se vean obligadas a llevarlo. Y yo no sé dónde ponerla.

Francia, un país que hace ya muchos años perdió aquel Liberté, égalité, fraternité de 1789, ha puesto sobre la mesa un tema que en Europa lleva ya unos cuantos años en la calle.

Muchos aplauden la medida con vehemencia. Muchos la critican como si fuera la mayor injusticia del mundo. Y en medio estoy yo. Mirando a través de la barrera a unos y a otros. Sin saber qué pensar, sin tener una opinión.

Antes de que hiele

Antes de que hiele es el último libro que he leído y que será, durante varios meses, el último que lea de Henning Mankell, puesto que he decidido darle un descanso a este escritor después de ocho meses en los que me he leído doce libros suyos.

Henning Mankell
Me enganché a la novela negra tras leer la trilogía Millenium. Tras dicha trilogía, leí tres libros de Philip Keer, su trilogía de Berlin Noir, que no me gustó mucho, así como tres libro de Camilla Läckberg, entre otros.

Me animé con Henning Mankell tras leer los libros de Camilla Läckberg, y tengo que reconocer que no me arrepiento en absoluto. Tras unos inicios dubitativos, los primeros dos libros no me gustaron mucho, he disfrutado mucho con la obra de este autor. A pesar de ser simplemente novela negra, que no intenta ir más allá que hacer disfrutar al lector, creo que cuenta las historias de forma brillante, dejando caer de vez en cuando algunas reflexiones sobre la sociedad que son bastante interesantes

Argumento
En este libro se nos presenta a Linda, la hija del inspector Kurt Wallander, el protagonista de las nueve primeras novelas de Henning Mankell. Linda se encuentra a dos semanas de ingresar en la Policía en la misma oficina que su padre. Junto con su padre y Stefan Lindman, quien es presentado en El retorno del profesor de baile, tratan de resolver una serie de desapariciones y asesinatos que parecen tener como centro a la religión y a una de las amigas de Linda.

Mi impresión
Este libro no me ha gustado tanto como otros de Henning Mankell. La trama me ha parecido simple en comparación con otras obras de Mankell, y he hechado en falta más presencia de Kurt Wallander. De hecho, la protagonista es Linda, y a pesar de que es su padre quien lleva la investigación, toda la historia se cuenta desde la perspectiva de Linda.

Para forjarme esta impresión es posible que no haya ayudado la protagonista. Y es que Linda no me ha caído especialmente bien. Me pasó igual con Kurt, a quien no soportaba en los dos primeros libros. Sin embargo, le di una oportunidad y al final me acabé enganchando. Es posible que me ocurra lo mismo con el resto de libros, si es que los hay, que escriba Mankell. De momento, ya hay uno, aun no en edición de bolsillo, en donde se continúan con las vidas de Kurt y Linda.

Tras muchos libros leídos de Mankell, creo que ha llegado el momento de darle un descanso y centrarme en otro tipo de libros. Tengo ya unos cuantos en mente...

domingo, 3 de abril de 2011

¿Y ahora qué?

Tras haber comenzado a leer mi enésimo libro de Henning Mankell, Antes de que hiele, se me han acabado los libros que me compré en Navidad con el Bono Cultura de la BBK (segundo año consecutivo y que, por encima de eReaders o iPhones para mí ha sido mi regalo estrella los dos últimos años).

Por tanto, me encuentro ahora mismo en la situación de que tengo que empezar a pensar en el próximo libro que leer, y tengo un abanico de posibilidades muy amplio. Así, por primera vez en tres meses, he vuelto a ir a una librería para ver qué libros pueden ser lo siguientes en leer. A continuación cito algunos de los libros o autores que tienen muchas posibilidades de ser los siguientes en ser leídos. 

Casa de muñecas
No sé por qué, pero llevo tiempo detrás de esta obra de teatro del siglo XIX. En esta obra, el noruego Henrik Ibsen critica la férrea moral burguesa de la época. Un libro cortito con muchas posibilidades de ser el siguiente que me lea.

Haruki Murakami
Descubrí a este autor hace poco más de un año, en Navidad de 2009, cuando estaba mirando qué libros comprarme con el Bono Cultura. Me fijé en el libro El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas, libro que estuve a punto de comprarme. Este libro, que a pesar de aparecer en España en 2009 fue escrito en 1985, junto con  1Q84, es uno de los que próximamente me leeré, no sé cuándo, y que me servirá para descubrir a este autor.

Novela negra
Tengo que descubrir nuevos autores. Desde el verano, me he leído diez libros de novela negra de Mankell, más el que me estoy leyendo y otro suyo que no era novela negra. Por otro lado, llevo un año esperando que salga en edición de bolsillo el cuarto libro de Camilla Läckberg, Crimen en directo, mientras que  Aurora Boreal, el primer libro de Åsa Larrson, no me gustó en absoluto. La conclusión es que debo encontrar autores nuevos o cambiar de género narrativo.

Guerra y Paz
Clásico entre los clásicos. Este año decidí leerme, si no todos, algunos de los que considero los cuatro grandes de la literatura rusa: Guerra y Paz y Ana Karenina, de Tolstói, y Los hermanos Karamazov y Crimen y castigo, de Dostoyevksi. Comencé el año leyéndome este último, y creo que ha llegado el momento de leerme el siguiente, y quiero que sea Guerra y Paz. Tendré que prestar atención a la edición que me compro, porque hay algunas con traducciones no muy buenas. Alguna de las próximas tardes las dedicaré a encontrar la edición adecuada.

Varios
Además, no quiero que acabe este año sin haberme leído algunos de los siguientes libros:
  • Un mundo feliz; libro de filosofía que me obligaron a leer en el colegio y en su momentó no me gustó (pienso que hay algunos libros que no pueden ser leídos a ciertas edades). Como siempre he oído que es un libro tan bueno, quizá es el momento de que vuelva a leerlo y ver si, con unos cuantos años más, lo disfruto como se merece.
  • 1984; otro de los libros más importantes del siglo XX, y de temática similar al anterior.
  • La montaña mágica, quizá el libro alemán más importante del siglo XX. No sé por qué, pero siempre me interesó este libro. Entre los numerosos premios Nobel de los que apenas conozco nada, algo me hizo fijarme en este libro.
  • Las uvas de la ira; la obra más importante de Steinbeck. Llevo siguiendo este libro muchos años, sobre todo después de leerme el año pasado su decilioso De ratones y hombres. Me resisto a leerlo porque creo que es demasiado duro y no me hará disfrutar.
  • Por último en lo referente a literatura, quiero seguir profundizando en la obra de Vargas Llosa, descubrir a Borges, y continuar con Benedetti, del que solo he leído un libro, La tregua, y que siendo sinceros, no me marcó demasiado. Quizá haya que volverlo a leer (la mayoría de sus obras son muy cortitas) para ver si lo disfruto esta segunda vez.
Mi pronóstico
El libro que más ganas tengo de leerme es el de Guerra y Paz. Sin embargo, en dos semanas me voy de viaje a Estambul, así que quiero llevarme un libro delgadito, que no ocupe mucho para que sea cómodo de llevar de un lado para otro.

Por esta razón, seguramente comience con Casa de muñecas (el que más posibilidades tiene) o El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas, y, cuando vuelva de viaje, comience a leer Guerra y Paz. De esta forma, habré acabado la primera mitad del año con dos clásicos rusos leídos, uno de mis propósitos para este año.

Durante las próximas dos semanas volveré a pasearme por las librerías (mi favorita es Casadellibro, tengo la gran suerte de que haya dos en Bilbao) para ver qué libro y qué edición de Guerra y Paz me compro.