miércoles, 30 de marzo de 2011

La Fiesta del Chivo

Comienzo esta sección de libros con La Fiesta del Chivo, una de las obras más conocidas e importantes del peruano Mario Vargas Llosa.

¿Por qué este libro?
Tras haber leído mucho a Gabriel García Márquez, y disfrutado con él como con pocos escritores he hecho, tenía a Mario Vargas Llosa y a Jorge Luis Borges, el gran olvidado del Nobel, entre la lista de escritores a leer en un futuro cercano. Cuando ya había casi olvidado a Vargas Llosa en detrimento de Borges, fue galadornado con el Premio Nobel de Literatura, motivo que hizo que despertara de nuevo en mí el interés por su obra y comprara dos libros suyos: Pantaleón y las visitadoras, libro que ya he leído, y el libro del que hablo en esta entrada.

Mario Vargas Llosa es uno de los escritores de literatura en castellano más importantes del siglo XX, y tenía ganas de volver a disfrutar de la obra de un Nobel leída en versión original (no hay que olvidar que, pese a haber excelentes traducciones, muchas obras pierden un poco de su esencia, sobre todo las de literatura, al ser traducidas a otros idiomas). Tras haber tenido la suerte de leer las versiones originales de numerosos libros de García Márquez o, en menor medida, de Mario Benedetti, quería volver a leer literatura sin que hubiera pasado por el filtro de las traducciones, y pensé que una buena forma era hacerlo con dos de las novelas más conocidas de Mario Vargas Llosa.

Resumen
Este libro se centra en la figura del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo, quien gobernó con mano de hierro la República Dominicana durante casi 31 años, desde 1930 hasta 1961, describiendo la dictadura desde tres puntos de vista distintos: la del propio dictador, que, en los días previos a su muerte, recuerda cómo han sido sus 31 años de dictadura; la de sus asesinos que, mientras esperan en un coche para asesinarle, rememoran las razones que les han impulsado a participar en el atentado contra Trujillo; y la de Urania Cabral, la hija de Agustín Cabral, uno de los colaboradores más cercanos de Trujillo, que vuelve a Santo Domingo 35 años después de su muerte, y que rememora antes su padre y su familia lo que significó para ella la dictadura y cómo cambió su vida. En los capítulos finales, ambientados en los meses posteriores al asesinato de Trujillo, se da voz a Joaquín Balaguer, presidente de la República en el momento de la muerte de Trujillo, quien relata sus pasos en pos de una transición democrática.

Pese a ser una novela y haberse tomado el autor una serie de libertades, Vargas Llosa describe fielmente 31 años de historia de la República Dominicana, un período donde la opresión y la violencia estuvieron presentes en la vida de dicho país.

Así, durante la primera parte de la novela se relatan algunos de los acontecimientos históricos ocurridos antes y durante la dictadura de Trujillo, así como la intrahistoria de la propia dictadura, presente sobre todo en los recuerdos de Urania Cabral y en las reflexiones de los asesinos de Trujillo, quienes explican al lector los motivos por el que deciden asesinarle, mientras que en los capítulos finales se relata la transición hacia la democracia.

Además, en los últimos capítulos el lector asiste con horror a algunos métodos de tortura empleados durante la dictadura, barbaridades que se dieron en casi todas las dictaduras sudamericanas del siglo pasado, y que no por conocidas dejan de sorprendernos y nos hacen preguntarnos cómo un ser humano es capaz no ya de idear semejantes métodos de tortura, sino de emplearlos con un semejante.

Mis impresiones
Este ha sido un libro que me ha gustado bastante; me ha recordado a uno de mis libros favoritos, El Otoño del Patriarca, de Gabriel García Márquez, aunque las similitudes se encuentren únicamente en que el personaje central es un dictador.

El libro está escrito de una forma sencilla y amena, y la lectura no se me ha hecho para nada pesada. El estilo circular, de forma que los puntos de vista de los distintos personajes se van alternando en los distintos capítulos, estilo que me encanta y que descubrí con El ocho, ha hecho que no pudiera dejar de leer en ningún momento.
Además, este libro me ha servido para descubrir una época que desconocía, la dictadura trujillista de la República Dominicana, ya que, a pesar de no ser una novela histórica, describe algunos de los momentos más significativos de la dictadura de Trujillo, como la Masacre del Perejil, así como los meses posteriores a su asesinato, relatando las dificultades para alcanzar la democracia, describiendo detalladamente a diferentes personajes históricos como Johnny Abbes, jefe del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), o Joaquín Balaguer, sempiterno presidente de la República Dominicana.

Un párrafo especial
Finalizo con un párrafo en el que uno de los asesinos de Trujillo reflexiona, en los momentos anteriores al atentado, sobre lo que ha supuesto para millones de dominicanos la dictadura de Trujillo y que, como he comentado antes, describe la cruda intrahistoria de la dictadura.
Como decía Estrella Sadhalá, el Chivo había quitado a los hombres el atributo sagrado que les concedió Dios: el libre albedrío. (...). Pero, aquello del libre albedrío lo afectó. Tal vez por eso decidió que Trujillo debía morir. Para recuperar, él y los dominicanos, la facultad de aceptar o rechazar por lo menos el trabajo con el que uno se ganaba la vida. Tony no sabía lo que era eso. De niño tal vez lo supo, pero lo había olvidado. Debía de ser una cosa linda. La taza de café o el trago de ron debían saber mejor, el humo del tabaco, el baño de mar un día caluroso, la película de los sábados o el Merengue de la radio, debían dejar en el cuerpo y el espíritu una sensación más grata, cuando se disponía de eso que Trujillo les arrebató a los dominicanos hacía ya treinta y un años: el libre albedrío.

martes, 29 de marzo de 2011

Apertura de la sección de libros

Como próximamente inauguraré mi sección de libros con La Fiesta del Chivo, de Mario Vargas Llosa, he creído conveniente escribir previamente una entrada explicando qué es lo que se va a encontrar en esta sección, así como cuáles son mis preferencias sobre libros.

¿Qué se va a encontrar en esta sección?
Principalmente, la opinión que me merecen los libros que voy leyendo: su argumento, las sensaciones que he tenido al acabar el libro... También tendrán cabida algunos libros que haya leído en su día y me hayan gustado, a los que trataré de la misma forma que a los libros que me voy leyendo. También hablaré de los libros que tengo previstos leer, los que no creo que lea... Esta es mi idea original, aunque ya se verá cómo evoluciona esta sección; quizá se me ocurran temas nuevos, no hable de temas que tenía previsto...

¿Qué significan los libros para mí?
En primer lugar, tengo que decir que yo divido los libros, quizá equivocadamente, en dos grandes grupos: lo que es literatura y lo que no lo es.

¿Qué es para mí literatura? Pues para mí la literatura es el conjunto de obras que no se dedican exclusivamente a contar una historia, sino que intentan ir un poco más allá, permitiendo reflexionar al lector sobre los distintos temas de los que traten estas obras. A bote pronto se me ocurren, entre los clásicos, La Divina Comedia, el realismo ruso y francés con Guerra y Paz y Los miserables, respectivamente, y, más recientemente, Gabriel García Márquez, por ejemplo.

Por otra parte están los libros que para mí no son literatura: libros que simplemente narran una historia, entretienen al lector, y sirven para que este pase un fin de semana agradable, para que tome el sol en la playa, o para hacerle más ameno el viaje en tren, metro o autobús al trabajo, la universidad o el colegio.

Ya sean libros de literatura o simples novelas que narren historias inventadas, los libros son una parte muy importante en mi vida. Me sirven para relajarme, cuando leo tumbado en el sofá, para evadirme de los problemas, para hacerme más ligero el viaje al trabajo, para aprender...

Leer sirve para tantas cosas... El mundo de los libros es un mundo fascinante, apasionante, y creo que al que le encante leer, independientemente del tipo de libros que lea, sabe de lo que hablo. Porque lo importante es eso: leer; nadie tiene que avergonzarse de lo que lee. Hay personas que buscan algo más que una historia y solo lee literatura, otras buscan simplemente una historia con la que pasar el rato y leen novelas, mientras que a otras personas les gusta aprender más sobre un tema concreto y leen ensayos. Lo importante es leer, sumergirte en las páginas de un libro, dejar volar la imaginación, e imaginarse que uno es un espectador en una época distinta, un lugar distinto, y que es un compañero de viaje de los protagonistas en las distintas historias.

¿Qué me gusta leer?
Principalmente, los libros de ficción (que no de ciencia ficción). ¿Qué considero un libro de ficción? Algo que no sea un ensayo, una novela por ejemplo. No me gustan las biografías (reyes, presidentes, famosos...) ni  los ensayos (sobre la crisis económica, sobre el calentamiento, sobre la relación entre el mundo árabe y Occidente...); vamos, que me gustan las historias inventadas.

Es verdad que se pueden encontrar cosas muy interesantes en los ensayos, y que leyendo ensayos uno puede alcanzar un grado de conocimiento más amplio sobre el tema en cuestión del que trate dicho ensayo, conocimientos que le permitan a uno lanzar opiniones mejor reflexionadas y construídas sobre un determinado tema. Pero bueno, a mí ese tipo de libros no me gusta, prefiero leer una historia inventada, y como he dicho anteriormente, no me avergüenzo de ello, aunque supongo que alguna vez tendré que lanzarme y leer algún ensayo.

Por lo general creo que puedo decir que me gusta todo tipo de historias, desde la novela histórica hasta la policíaca, salvo las de ciencia ficción. No me gusta mucho la fantasía ni la ciencia ficción; me gusta creerme que puede la historia que leo pueda ocurrir en realidad, salvando las distancias que tiene la realidad con una historia inventada, dada las libertades que puede tomarse un escritor en una novela.

Es una pena, porque me pierdo historias magníficas, como La historia interminable, que, irónicamente, no pude terminar de leer. Tampoco soy muy amante de los dramas, en especial cuando los protagonistas son niños. Por ello, no creo que sea capaz de leerme David Copperfield o casi ninguno de los libros de Charles Dickens, por ejemplo.

Me gusta alternar la literatura con novelas "normales", aunque leo más novelas que literatura. Intento llevar un equilibrio, pues creo que a pesar de que por lo general muchos de los libros de literatura pueden ser algo más difíciles de leer que una novela normal (voy a dejar de usar la palabra "normal"), es conveniente no dejar de lado la literatura e ir alternando libros de literatura con simples historias, alcanzando un equilibrio.

¿Qué espero con este blog?
Básicamente, expresar mis sensaciones al acabar de leer un libro, comentarlo, y bueno, si alguna entrada puede servir para que alguien la lea y se anime a leer un libro concreto, también habrá merecido la pena este blog. También, como he comentado en otras entradas, quiero que sirva para que en el futuro recuerde qué sentí al leer un libro concreto.

sábado, 26 de marzo de 2011

Bienvenidos al Sur

Comienzo mi sección de cine con una película italiana que vi ayer: Bienvenidos al Sur, y cuyo trailer pongo a continuación:


Esta película cuenta la historia de Alberto, el encargado de una oficina de Correos de un pueblo cercano a Milán que sueña con el traslado a dicha ciudad lombarda. Sin embargo, tras una irregularidad cometida en el trabajo, se le "castiga" con un traslado de dos años a Castellabate, un pueblecito de la Campania, en el sur de Italia, a apenas 120 kilómetros de Nápoles, lo que para un ciudadano del elegante norte de Italia es un pesadilla. Sin embargo, cuando llega se da cuenta de que nada es como esperaba.

Esta comedia, un remake de la comedia francesa Bienvenidos al Norte, saca a relucir todos los tópicos sobre el sur de Italia. Para Alberto, como para casi cualquier italiano del norte, el sur de Italia es todo lo contrario, negativamente, al norte de Italia. Cuando llega a Castellabate, observa (más que observar, deduce erróneamente) que todo lo que pensaba sobre el sur de Italia es cierto: sus habitantes son vagos, la droga y la Camorra están presentes en el día a día....

Sin embargo, rápidamente se da cuenta de que estaba equivocado, y comienza a disfrutar de ese pequeño enclave mediterráneo, con su tranquilidad, su día a día, sus puestas de sol... así como de la compañía de sus gentes, sencillos habitantes de un pequeño pueblo que rápidamente le abren sus puertas y sus corazones.  

Es una película que me ha gustado bastante, que me ha tenido durante dos horas con una sonrisa en la cara, y que tiene una secuencia de cinco minutos, cuando la mujer de Alberto, Silvia, va a visitarle aterrada por la condiciones de vida que supone estará teniendo en el "salvaje" e "inhóspito" sur de Italia, que me ha hecho llorar de risa (creo que primera vez que me ocurre en un cine) y que se encuentra en el top de las escenas más graciosas que he visto en una película. Además, por primera vez en muchas películas, no miré en ningún momento el reloj.

Analizando un poco más a fondo esta película, esta comedia es una crítica a los tópicos que tienen las personas sobre otras ciudades, regiones, países o razas; los malditos tópicos que envenenan al ser humano y a la convivencia entre personas a priori distintas. Se ha hecho una película sobre los tópicos del norte de Francia y otra sobre los del sur de Italia, pero perfectamente se podrían haber hecho sobre cualquier otro lugar del mundo.

Y es que, como se dice en la película:

«Cuando un forastero llega al Sur, llora dos veces: cuando llega, y cuando se va.»
Algo que perfectamente podría aplicarse a prácticamente a cualquier lugar del mundo, pues cuando conoces un sitio nuevo, a sus gentes... te das cuenta de que en realidad no somos tan diferentes y de que en todas partes puedes encontrar la belleza y la felicidad.

martes, 22 de marzo de 2011

Cuando todo vale por una exclusiva

Hace apenas un mes, el 25 de febrero, el programa de Ana Rosa Quintana, El programa de Ana Rosa, saltaba a las portadas de todos los periódicos por una polémica entrevista a la mujer de Santiago del Valle, quien tres semanas después fue condenado a 22 años por el asesinato de la niña Mari Luz.

En dicha entrevista, se observa a la mujer de Santiago del Valle, que sufre un retraso mental, confesar el asesinato de la niña Mari Luz por parte de su esposo entre lloros, súplicas y ruegos de detener la entrevista, alegando que se encontraba mal. Ante esta situación, la reportera hace todo lo posible, con éxito, para continuar la entrevista y lograr la confesión.

El caso ha suscitado opiniones a favor y en contra, las más, de Ana Rosa. Numerosos periodistas, jueces, abogados, así como gran parte de la sociedad, han criticado los métodos empleados en dicha entrevista. Hoy se ha sabido que Ana Rosa Quintana declarará como imputada por dicha entrevista.

La pregunta que lanzo es: si damos por válido el acoso a una retrasada mental, ¿dónde ponemos la frontera? ¿Aceptamos la tortura como método de obtener información? ¿Aceptamos Guantánamo, la asfixia simulada, las descargas eléctricas...?

Algunos dirán que no fue acoso, sino "apretar las tuercas", "presión psicológica", y que no es una retrasada mental, sino que tiene un "ligero retraso", y que hay un mundo entre las descargas eléctricas y lo que ocurrió en el programa de Ana Rosa. Vale, puedo aceptar barco. Pero repito, si damos por válido las artes empleadas para obtener información en el programa de Ana Rosa, y por tanto aceptamos que la Policía pueda emplear dichos métodos en sus interrogatorios, ¿dónde ponemos la frontera?

Algunos dirán que si tenemos delante a un asesino o a un violador no hay que dudar a la hora de emplearse a fondo para sacar información. El problema es que nos equivoquemos, y torturemos a un inocente. Aunque bueno, para algunos quizá un inocente no importa si a cambio se detiene a cien culpables...

domingo, 20 de marzo de 2011

Curso rápido de Photoshop

Mientras las grandes potencias comienzan su bombardeo sobre Libia para derrocar a Gadafi, una vez que Mubarak y Ben Ali han abandonado Egipto y Túnez respectivamente, me estoy imaginando a los asesores de los presidentes de esas grandes potencias haciendo un curso rápido de Photoshop, para, al igual que hizo en su día Stalin con Trotski, eliminar a Gadafi y al resto de dictadores de todas aquellas fotos en las que aparecían, no hace mucho tiempo, los amigos Gadafi, Mubarak o Ben Ali, apretando amistosamente las manos de los presidentes occidentales.

Y es que, como dice este artículo, el baño de sangre ha cogido a la comunidad internacional con las manos en la caja.

Y como para muestra un botón, algunas fotos que se obtienen fácilmente en Google tecleando el nombre de estos dictadores.

De izquierda a derecha, Nicolas Sarkozy, Silvio Berlusconi, Dimitri Medvedev, Muamar el Gadafi y Hosni Mubarak, en la cumbre del G-20 de julio de 2009. Detrás se observa a José Manuel Barroso, Gordon Brown y Angela Merkel, entre otros. (AP)

Abrazo entre Hosni Mubarak y Barack Obama.

Saludo entre Gadafi y Nicolas Sarkozy.

Confidencias entre Mubarak y Angela Merkel.

Apretón de manos entre Gadafi y Zapatero.


Gadafi y Berlusconi, dos grandes amigos.

Resulta curioso cómo en pocos días, un gran amigo y aliado de Occidente, haya pasado a ser un dictador que merece ser derrocado. Parece que los intereses de nuestros líderes cambian más rápido que la dirección del viento. Lo que es una pena es que este hombre haya sido considerado en algún momento amigo de Occidente.

sábado, 19 de marzo de 2011

Empezando la casa por el tejado

Me da la sensación que me he iniciado en el mundo de los blogs apareciendo como un elefante en una cacharrería: escribiendo de repente una entrada, sin explicar quién soy, qué es lo que pretendo con este blog, que a saber cuánto durará, y sobre qué quiero escribir.

Mi idea es que este blog tenga dos bloques bien diferenciados. Por un lado, quiero escribir mis reflexiones y mis opiniones sobre el mundo que nos rodea, mientras que por otro lado quiero escribir sobre mis aficiones, comentando los libros que he leído, las películas que he visto... y cuáles han sido las sensaciones que he tenido al leer un libro, ver una película...

¿Cuáles son mis dos grandes aficiones? El fútbol y los libros. Estas serán las dos aficiones sobre las que supongo que más escribiré. Otras aficiones como el cine, la música o el deporte en general también tendrán cabida en este blog.

¿Mi objetivo? Que dentro de X años pueda reírme de las tonterías que escribía cuando era joven, jaja. Hablando en serio, mi profesor de Historia de 2º de bachiller dijo una vez en clase que la idiología de las personas, así como la visión que estas tienen del mundo, cambia progresivamente con los años, y nos comentó que cuando tuviéramos 40 o 50 años y fuéramos a votar comparáramos a quién votábamos con 20 años y a quién votamos en ese momento. Pues un poco de esto también quiero hacer, ver cómo
evoluciona mi visión del mundo con el paso del tiempo, y, en lo que respecta a mis aficiones, recordar las sensaciones que tuve en su día al acabar un libro, ver una película o disfrutar de un partido de fútbol.

Espero ser constante con este blog, e ir poco a poco escribiendo sobre todos estos temas que me interesan.

A vueltas con la energía nuclear

Uno de los dos temas candentes de la actualidad, junto con las revueltas que están ocurriendo en Libia, es la situación que se está viviendo en Japón tras el terremoto y posterior maremoto (parece que desde diciembre de 2004 es mas cool decir "tsunami") del 11 de marzo y sus consecuencias sobre la central nuclear Fukushima, que ha vuelto a reabrir, si es que se había cerrado en algún momento, el sempiterno debate sobre la energía nuclear.

Esta semana escuché una reflexión sobre este tema a Lorenzo Milá, que expongo a continuación como si fuera mía, ya que comparto palabra por palabra lo que dijo.

A mí modo de ver, el de un ciudadano de calle más, el debate no debería enfocarse en "¿estás a favor o en contra de la energía nuclear?", sino en "¿estás a favor de que Occidente baje el nivel de vida que tiene?".

Actualmente, Occidente tiene un tren de vida, tanto a nivel global (industrial) como individual (las acciones que hacemos cada uno como ciudadanos), que provoca que tengamos el nivel de vida y de "bienestar" que tenemos, imposible de conseguir sin energía nuclear, y muchos de los países emergentes, como pueden ser India, Brasil, o los que se encuentran en Europa del Este, quieren alcanzar ese nivel de vida que tiene Occidente, para lo que también necesitan la energía nuclear.

Es posible que estemos llevando un tren de vida demasiado exagerado, con un excesivo nivel de bienestar, y que quizá no nos veamos muy afectados si bajamos, tanto a nivel individual como a nivel colectivo, ese nivel de vida, si soltamos un poco el pie del acelerador. Quizá vivimos en un mundo con multitud de comodidades, muchas de ellas superfluas y banales, sin las que podríamos vivir perfectamente.

La pregunta que lanzo es: ¿estamos dispuestos a bajar el nivel de vida que tenemos? Si es así, es muy posible que podamos vivir sin la energía nuclear. Si no es así, si queremos seguir con este tren de vida, con este nivel de bienestar (quizá la palabra no sea la más adecuada), es prácticamente imposible prescindir de la energía nuclear (quizá cubriendo el planeta de plantas solares podríamos alcanzar dicho nivel...). Creo que esta es la pregunta que debemos hacernos todos.

Esta es la percepción que tengo de este tema, totalmente subjetiva, y desde la perspectiva y con los datos que puede tener un ciudadano normal (lo que es posible que me incapacite para poder opinar...).